Bueno... debería hacer una entrada más larga, pero acabo de leer esto y me ha llegado al alma.
Desde mi infancia he sido un gran aficionado al melodioso arte del eructo. Mi abuelo solía decir que los regüeldos son “peos con ascensor”. Pero nunca he estado de acuerdo. Bien es verdad que algunos eructos a veces traen una esencia inconfundible. Y que suele ser siempre de chorizo. Da igual que hayas comido fabada, pollo con pimentón o esos atentados estomacales de la comida nacional que son el gazpacho y el salmorejo: siempre huele a embutido. A menudo nos quejamos de la comida mejicana, pero estoy seguro de que estas aportaciones nacionales han cercenado más posibilidades de sexo que todos los burritos del mundo o que cualquier disertación sobre las bondades de ‘Los caballeros del zodiaco’.
Extraído de
Vicisitud y sordidez, un blog que recomiendo leer de vez en cuando.
Ahora seguiré a lo mío, montando el caballero del cisne que me compré ayer.
Esos y brazos.